En el mundo del wrestling, donde los cinturones brillan más que las estrellas y las rivalidades se forjan en sudor y drama, Mercedes Moné (antes Sasha Banks, la "Boss" que nos robó el aliento) ha alcanzado un hito que suena épico: su décimo campeonato mundial. Sí, lo leíste bien, diez. El viernes 10 de octubre de 2025, en un rincón remoto de Copenhague, Dinamarca, Moné derribó a Aliss Ink en el evento de Bodyslam Wrestling para capturar el BODYSLAM Women's Championship, terminando un reinado de más de 1.100 días de la campeona local. Un combate físico de 15 minutos, según testigos en el venue, que culminó con su letal Mone Maker. Ahora se autodenomina "Ten Belts Moné", empatando el récord de Último Dragón como el luchador con más títulos mundiales en su haber. Pero, ¿es esto un logro legendario o un castillo de naipes? Porque si rascamos la superficie dorada de estos trofeos, lo que emerge es una reina de papel: una figura icónica convertida en estandarte publicitario, más preocupada por el glamour que por el grind en el ring.
Recordemos sus orígenes: Sasha Banks surgió en la "Women's Revolution" de WWE como una técnica impecable, una innovadora que elevó el techo del wrestling femenino con clásicos contra Charlotte Flair, Becky Lynch y Bayley. Era la "Legit Boss", sudando sangre en Hell in a Cell y NXT TakeOvers para romper barreras. ¿Y ahora? Es la "Barbie" de AEW y CMLL, una Diva de la era moderna: poses en Instagram, contratos jugosos y un merch que vende más que sus defensas titulares.
Tomemos su reinado actual como AEW TBS Champion, que ya supera los 500 días desde que le quitó el título a Willow Nightingale en Double or Nothing 2024. Un hito impresionante, a punto de eclipsar los 508 días de Jade Cargill como la más larga en la historia del título. Pero, ¿dónde están las defensas que nos dejen sin aliento? Pocas y espaciadas, más enfocadas en narrativas comerciales que en guerras en el cuadrilátero. Y este décimo cinturón... ¿en serio? Bodyslam es una promo indie danesa, un evento que apenas llena un gimnasio local. No es Wrestle Kingdom ni Triplemanía; es un check en la lista para inflar el ego y el currículum, mientras AEW y CMLL claman relevancia en un panorama dominado por la apisonadora WWE-AAA-TNA.
Ah, sí, esa alianza que cambió todo. En abril de 2025, WWE anunció la adquisición de Lucha Libre AAA Worldwide en sociedad con promotores mexicanos, un movimiento que fusionó el poder global de la WWE con el sabor picante de la lucha libre. Desde entonces, hemos visto crossovers explosivos: Worlds Collide en junio con estrellas de NXT chocando contra Psycho Clown y Aerostar, y eventos como Triplemanía Regia III integrando talentos de TNA. Bound for Glory este fin de semana promete más caos con influencias AAA, como El Mesías acechando el título de TNA. Es un ecosistema imparable, donde el wrestling se reinventa con presupuestos millonarios y audiencias globales. ¿Y qué hacen AEW y CMLL? Desesperados, le lanzan títulos a Moné como caramelos en Halloween. Ganó el CMLL Women's World en mayo, lo defendió una vez contra La Catalina en Arena México, y ahora, el 17 de octubre, regresa para un rematch contra Persephone –la misma a la que ya pinnó– en el templo de la lucha libre. ¿Será épico? O ¿otro paseo para la "CEO" que ya mira hacia Japón y un posible regreso a NJPW para Wrestle Kingdom? No me malinterpretes: Moné tiene talento de sobra. Su técnica es quirúrgica, su carisma magnético. Pero se ha convertido en un "lado A" por imagen, no por impacto. Pesa más su aura de "reina" –con trajes de diseñador y promos que suenan a reality show– que la calidad cruda en el ring. Es una edecán de marca, la cara perfecta para vender boletos en un mercado saturado. Nació rompiendo moldes y terminó como producto superficial: cualquier promo indie le da un cinturón porque su nombre mueve clics, no porque el combate lo merezca.
¿Durará este reinado de papel? ¿O explotará como burbuja cuando WWE la llame de vuelta, tentándola con un WrestleMania donde sea más que un accesorio? Solo el tiempo –y el próximo Mone Maker– lo dirá. Mientras tanto, en este circo de 10 coronas falsas, Mercedes Moné brilla... pero no ilumina.